sábado, 25 de noviembre de 2000

EL ANARQUISMO COMO RELIGION

Muchas son las incoherencias manifiestas en el ámbito del anarquismo, pero no lo son por el anarquismo en sí, sino por la interpretación extravagante que se hace de él. El anarquismo como sistema de ideas plantea como principio fundamental la Libertad, sin dejar de lado, por supuesto, y diría poniendo en un mismo nivel, los conceptos de Igualdad y Fraternidad. De las ideologías nacidas de la Revolución Francesa, la Gran Revolución en palabras de Kropotkin, el anarquismo es quien intenta llevar a la práctica la implementación simultánea de los tres conceptos fundamentales del socialismo, pues, como todos sabemos, el capitalismo ha descartado los conceptos de Igualdad y Fraternidad en función de la libre iniciativa individual, haciendo de él un sistema basado en la realización material individualista que busca el "éxito" económico por intermedio de un sistema de valores que justifica casi a cualquier precio el hambre, la marginación y el sometimiento de los seres humanos. Disfrazando de Libertad al mero individualismo, el capitalismo se ha convertido en lo que necesariamente estaba destinado a ser: un sistema hipócrita que sólo busca satisfacer las artificiales necesidades de unos pocos en detrimento de la realización humana de la inmensa mayoría de los seres de este planeta.
El marxismo, socialismo autoritario en palabras de Bakunin, hace hincapié en el concepto de Igualdad, postergando a un segundo término el concepto de Fraternidad y relegando al último lugar el de Libertad. Esta afirmación, que Bakunin había previsto en "Estatismo y Anarquía" utilizando como herramienta el razonamiento materialista y dialéctico, mal les pese a algunos editores de pasquines pseudorrevolucionarios, quedó confirmada con el destino que debieron sufrir los humanos que vivieron y viven aún en los países autodenominados socialistas. La Unión Soviética, China, Vietnam y Cuba, entre tantos, son ejemplos claros de las consecuencias de llegar al socialismo mediante la implementación de la malllamada Dictadura del Proletariado, que no es ni más ni menos que la dictadura de un buró político partidario que utiliza al Estado, al igual que la burguesía, para perpetuar sus privilegios e intereses personales.El anarquismo, en cambio, aunque nunca tuvo la correlación de fuerzas suficiente para perpetuarse como sistema, siempre buscó, y de cierta manera pudo aplicarla, la conjugación de estos tres conceptos de una manera equitativa, aunque sea a menor escala. ¿Esto quiere decir que siempre lo ha logrado? No, de ninguna manera, pero no fue por causa de insuficiencias propias de la ideología, sino por la de sus militantes y seguidores.No es motivo en este momento dilucidar los supuestos fracasos del anarquismo como sistema, sino intentar mostrar cuál es la concepción del anarquismo de quien escribe. El anarquismo en sí apunta a la realización plena de los seres humanos, sin distinción de sexo o raza; el anarquismo en sí, aunque sea tildado de romántico, una vez pulimentados los conceptos que algunas veces se muestran en bruto, es un sistema de ideas lógico y racional. Es curioso, por lo menos para mí, esa concepción homogénea que todavía se tiene de nuestra ideología, inclusive en algunos anarquistas, pues el anarquismo es la ideología heterodoxa por excelencia, quizás por esa indefinición en algunos aspectos, sobre todo en el plano económico.
Los anarquistas de todos los tiempos han comprendido cabalmente que la única manera de llegar a la consecución de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad es a través del socialismo, y para ello, como lo reconoce aún el mismo Marx, llega a la conclusión de que no puede haber un verdadero socialismo mientras el Estado exista, es por eso, y solo por eso que lo combatimos, pues el verdadero enemigo es la burguesía, o cualquier clase social que se establezca como clase dominante. El Estado en sí es una simple herramienta, pero una herramienta que puede cobrar vida propia más allá de la voluntad de quienes lo integren y, tarde o temprano, como ha sucedido en la URSS aún antes de la llegada del patético Stalin, el Estado se convirtió en una herramienta de dominación aún más terrible que en manos de la burguesía.
Hasta acá podríamos estar de acuerdo casi en la totalidad de los conceptos, pero a partir del desglose de éstos es cuando comienzan las diferencias y controversias. La manera de llegar, la forma de administrar, el tipo de participación, los valores sociales, etc., se han convertido en el campo de batalla de más de un compañero. Claro está que si hubiera sido en contra de las ideologías sometedoras no sería ningún problema, pero cuando el combate descarnado es por dentro del movimiento la situación es triste, pero a veces inevitable.
El anarquismo como sistema de ideas es un conjunto de conceptos heterodoxo, relacionados entre sí, en mayor medida, por sus fines específicos. La finalidad de dicho sistema de ideas, como ya veníamos insinuando, es la eliminación de las diferencias sociales entre los individuos. Esto no quiere decir que la intención de los anarquistas deba ser la clonación del individuo ideal para la consecución de la sociedad ideal, sino que lo que procura es generar los principios elementales que permitan la construcción de una sociedad que faculte a los individuos para realizarse como humanos sin perjuicio de terceros y en la cual nadie tenga privilegios.Aunque existen grupejos insignificantes que pretenden marcar la "ortodoxia de la heterodoxia", el socialismo anarquista se caracteriza por el respeto absoluto de la voluntad del individuo, siempre y cuando no perturbe el bienestar de terceros; soporta cualquier diferencia, siempre y cuando no haya quienes pretendan imponer su particular punto de vista; es tolerante con cualquier individuo, mientras no se sienta con el derecho de marcar el paso del colectivo. Quienes se sientan a la vanguardia del movimiento, verdaderamente deberían replantearse si realmente se comportan como anarquistas, o en el peor de los casos, si realmente son verdaderos libertarios.
Particularmente defiendo a capa y espada mis ideas, pero esto no quiere decir que si no se hacen las cosas como yo pienso el otro es un mal anarquista, y mucho menos le atribuiré epítetos que describan al compañero como si fuera un traidor al movimiento; solo pensaré que quizás está equivocado o que el que puede equivocarse soy yo. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de algunos cobardes que se refugian en seudónimos y se dedican exclusivamente a difamar y calumniar a compañeros y organizaciones. Estos individuos, por llamarlos de alguna manera, son una suerte de "sacerdotes de la idea". Unos seres cuasirreligiosos, cual inquisidores medievales, que juzgan y condenan a quienes se alejen de lo que ellos suponen que es el anarquismo. Esa posición vanguardista, contaminada de un purismo que jamás fue determinado, atenta contra ese principio básico del anarquismo que es la libertad de acción y pensamiento; pero ellos, los descubridores de la "verdad revelada", no son más que meros evangelizadores que jamás se atreven a discutir conceptos que ya han sido demostrados como erróneos o fuera de coyuntura.
¿Por qué digo que actúan como religiosos? Analicemos primero qué es una religión. Una religión es un corpus de ideas concatenadas que pretende homogeneizar en función de intereses determinados. Esos intereses no necesariamente pueden ser maliciosos, pero cuando una organización se estructura como lo hacen las religiones, es decir, de manera jerárquica y con intereses económicos de por medio, tarde o temprano termina siendo un aparato represivo que anula la individualidad de sus seguidores en función de los intereses de la estructura. La jerarquía de esta estructura crea un dogma, es decir, ese corpus ideológico antes mencionado, con la función de darle indefinidamente un carácter estático a las ideas, cuya función principal es perpetuar los privilegios de las jerarquías y sus aliados. A esto lo podríamos llamar ortodoxia. Es así que cuando algún individuo se aleja, aunque sea unos milímetros, de la linea trazada por estos popes, se comete el pecado de herejía. Los herejes primero son difamados, luego perseguidos y por último, si a estos gurúes les parece apropiado, son eliminados. La historia de la humanidad, incluso dentro del anarquismo, esta plagada de estos ejemplos.
A nosotros, los compañeros de la FLA, se nos acusa de "intelectuales", lo cual me preocupa muy poco, es más, lo considero un gran elogio que ni siquiera, por lo menos yo, me lo merezco. Apenas soy un compañero más que trata de analizar, casi defectuosamente, de qué manera se desarrollan los acontecimientos sociales para luego ver de qué manera impregnar de anarquismo el pensamiento de la sociedad. Se nos acusa de "reformistas", cuando en realidad sabemos muy bien que si no tenemos en cuenta los tiempos históricos es más que seguro que cometeremos tantos errores que auto diezmaríamos nuestras filas mucho antes de haber logrado el más mínimo objetivo. Parece que todavía no entendieron que una revolución no son los combates callejeros que ellos alientan y que jamás los veo llevarlos a cabo, sino que la revolución consiste en realizar esos cambios sociales que permitan la plenitud de la humanidad. Se nos acusa de "cobardes", cuando en realidad no resignamos el uso de la violencia, sino que la reservamos para cuando sea legitimada por ese pueblo por el cual estos sacerdotes se llenan la boca y no son capaces ni siquiera de entenderlos; y siempre en defensa de esa revolución, no antes. Se nos acusa de "bajar línea", cuando en realidad son ellos, que a través de sus panfletos de varios pliegos se la pasan reivindicando ideas obsoletas, y muchas veces sacadas de contexto, para promover un fenómeno social que les queda grande. ¡Si el gran González Pacheco viera en nombre de qué mamarrachos se lo invoca!. Quizás crean, porque los religiosos no piensan, creen, que el mero hecho de pensar es un acto de intelectualidad. Habría que leer más a Proudhon, Bakunin, Kropotkin y Malatesta, y luego cuestionarlos, y menos a psicopatológicos que escribieron panfletitos sin contenido ideológico.
Si alguno no comprende mis "palabras difíciles", perdónenme, he cometido el pecado de haber leído algo sobre anarquismo. Soy Marcos Pereyra, ése es mi verdadero nombre, y no escribo estupideces anónimas en los foros de Indymedia. Para "debatir" me pueden encontrar en la FLA.
Salud y Anarquia

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